
Si piensas que los aceites esenciales están de moda o es algo reciente y pasajero, te sorprenderá saber que su uso inicia desde las civilizaciones antiguas. Desde estos tiempos los seres humanos han descubierto y aplicado en su vida cotidiana las diferentes propiedades que tienen las hierbas, flores, recinas o frutos. Se empleaban para la elaboración de perfumes, cosméticos, contrarrestar los síntomas de alguna enfermedad, aplicaciones culinarias, motivos religiosos y cuidado personal.
Su uso en la religión y en lo terapéutico siempre ha ido de la mano. Los tibetanos acostumbraban a quemar junípero como modo de purificar el cuerpo y el espíritu, por otro lado los católicos han utilizado hasta la fecha el incienso en sus celebraciones religiosas.
En el siglo XVIII d.C el uso de aceites esenciales se popularizó gracias al descubrimiento del nuevo método de extracción. Este método es por arrastre de vapor, vigente hasta el día de hoy.
A mediados del siglo XX, al descubrir que un aceite podía tener variedad de componentes surgen los aceites sintéticos. Gracias a este descubrimiento el uso de los aceites esenciales pierde popularidad. Esto cambia el modo de tratar las enfermedades ya que surgen las farmacéuticas y la medicina sintética. Los aceites esenciales quedan en segundo plano y catalogados solo para perfumes, productos cosméticos y aplicaciones culinarias.
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